El Comercio Justo nace en Estados Unidos, en los años 40, como respuesta a prácticas comerciales abusivas, en las que pequeños productores recibían precios muy bajos por sus productos y dependían fuertemente de intermediarios. Así se determinó que el movimiento de Comercio Justo tuviera como objetivo el mejorar las prácticas del comercio internacional convencional, a través del control de las condiciones comerciales y el fortalecimiento de los derechos básicos de los pequeños productores, especialmente en países menos desarrollados, garantizándoles un precio “justo”.